No escogemos las situaciones, sólo las reacciones.
Todos nos encontramos antes una expectativa grande: Nos volveremos mejor sociedad? El latino promedio dejará de ser tan mediocre? Le empezará a gustar el trabajo? Dejará a un lado la envidia de que el otro esté mejor? Yo, en lo personal, creo que lo único que va a pasar, es que los buenos se van a volver mejores, y los malos se van a volver peores. Eso si, a cada quién el tiempo le irá dando su muy merecido lugar.
Hace por ahí unos tres o cuatro meses, mientras subía Las Palmas en bicicleta, comencé a ver un aviso de esos gigantes que hay llegando a la bomba de Texaco, casi en el alto, de Grasshoper International, muy inspirador y muy oportuno para la situación, con una frase de Paulo Freire: "La Educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo". Tiene todo el sentido del mundo si nos hemos dado un tiempito cada día para ver cómo nos hemos comportado.
Hemos visto a personas buenas hacer unos gestos admirables: las donaciones, las campañas contra el abandono a los animales, el sacrificio de nuestros médicos y la empatía de muchos de nosotros con los profesionales de la salud para hacer que el gobierno cambiara su postura frente al fatal, descarado y suicida decreto 538 de 2020. Pero en la otra cara de la moneda, están los que salieron a aplaudir en todos los balcones del país a los médicos y cuando supieron que tenían uno en su barrio o en su edificio por poco y lo linchan, están los que no acatan la cuarentena, los que quieren que les paguen todo su sueldo pero no quieren pagar ni una factura, y por si fuera poco, los que han pedido ayuda con canasta básica teniendo la nevera repleta.
Entonces lo que deja ver ese "Coronachip" que se nos instaló cuando entramos en este periodo, es un reflejo de lo que realmente somos elevado a una enésima potencia, unos que lo tienen todo y no dan nada, y otros que no tienen nada pero lo dan todo.
Hay otros cambios que probablemente si van a ser obligados, un distanciamiento social prolongado por ejemplo, puede volvernos personas más frías, desconfiadas, tímidas, solitarias o introvertidas. La devaluación del petróleo por el bajo consumo de servicios automotores mezclada con un problema creciente de movilidad en las ciudades además del temor de contagio, podría convertir a una parte considerable de la población en usuarios frecuentes de la bicicleta o estimular la iniciativa de caminar.
Todo eso que está pasando va a jugar un papel en nuestra psiquis, que si dura mucho tiempo los cambios serán más pronunciados.
La constante tensión que existió entre EEUU y la URSS marcó al mundo entero. Fue tanta la preocupación que generó ese conflicto, que la gente que no solía sino comprar lo que consumiría en el día terminó por acostumbrarse a comprar comida para 15 días o un mes y guardarla en casa. Es lo que hoy llamamos "ir a mercar". Nos sorprendimos a finales de los 90s cuando comenzamos a tener computadores en casa, pero la realidad es que estas tecnologías, incluso el internet, fueron desarrollados varias décadas antes por los militares, a finales de los 60s.
Estos dos detalles tan triviales para nosotros definitivamente definen nuestra manera de vivir hoy, y fueron producto de otras crisis. Como estos, hay muchos más.
Albert Einstein decía que era en medio de una crisis cuando el ser humano y la sociedad en general podían evolucionar. El mundo entró en la era nuclear cuando desarrolló la bomba atómica, una de Plutonio y otra de Uranio (Proyecto Manhattan), y en ese momento la forma de hacer guerra, de generar energía, de mantener la paz y de hacer medicina cambió radicalmente. De esta misma forma nosotros estamos obligados a cambiar ante situaciones difíciles, pero también somos nosotros los que tenemos que darle la dirección a ese cambio.